lunes, 14 de abril de 2008

Ella no es la última, pero Rie mejor...


Antes de nada quiero pedir disculpas por sí lo que hoy escribo está fuera de lugar.

Lo que voy a contar es para mí una historia muy especial que me sucedió un día.

 Hace mucho tiempo recibí un mail en el que una persona me felicitaba por las canciones. Estaba escrito por alguien que lo hacia desde un lugar muy especial no tanto por su lejanía como por el idioma que allí se domina. 

Ella se llama Rie Sugiyama, es de Japón, y recuerdo perfectamente las formas que utilizaba  para hacerse entender cuando escribía los sucesivos mails que me llegaban de una forma privada. 

Ríe tenía un amigo que, según me contó, vivía en la sierra de Madrid. Siempre decía que algún día vendría a España ya que esas dos excusas le parecían suficiente motivo como para hacer tal viaje. Ríe me contaba en sus mails que le gustaba mucho mi música, que nuestro idioma le apasionaba, que lo practicaba muchísimo....  y un día, sin avisar, ambos acudieron a un concierto en la sala Garibaldi, en Madrid. 

No supe que ellos estaban en ese concierto hasta finalizado el mismo y casi por casualidad. Después del concierto, Rie (a él nunca le conocí) vino a hacerse una foto conmigo sin advertirme de quién era pero yo me percaté y le pregunté sí se trataba de ella. Me alegró mucho obtener una repuesta positiva y enseguida le dije a mis amigos que la mujer que tenían delante era Rie. ¡Ríe no tenía intención de decirme quién era porque sentía mucha vergüenza y yo estaba deseando poder dirigirme a ella!. 

Rie "chapurreaba" el idioma bastante bien, y siento no haber podido hablar más largo y tendido con ella. 

Más tarde, y tal como acordamos, ya desde su país, Ríe me hizo algunos envíos, y, entre ellos, lo que sale en las fotos que he añadido hoy. Se trata de un montón de las llamadas "chucherías" de su país. 

Las metí en ese bote inmediatamente después de recibirlas. Sólo pudimos hacer una pequeña degustación de algunas de las cosas y el motivo de no haber comido casi nada era la pena que me provocaba deshacer todos esos envoltorios y envases. Quise conservarlo tal cual y desde entonces no se ha vuelto a tocar y ha reposado en mis estantes durante todo este tiempo. 

La razón por la que hoy escribo es porque , hace mucho tiempo que no sé nada de ella. La comunicación no existe y he intentado contactar con ella a través del correo electrónico...pero sin obtener respuesta. Solamente espero que no le haya sucedido nada malo y que pronto pueda tener noticias de ella.

 

Gracias a toda la gente que a través de Internet destruye cualquier tipo de fronteras para poder comunicarnos.

Un abrazo fuerte para quién se encuentra allí donde no se puede llegar andando.

5 comentarios:

Reyes dijo...

¡Qué bonita historia, César! Gracias por compartirla por aquí.
Es también un placer poder ir conociendote un poco más a través de tus escritos...
Un beso. Sigue así

Jennifer dijo...

Es tu blog, no tienes por que disculparte.
Y si, es increíble como las personas podemos estar cercanas aunque sea a miles de kilometros.

Unknown dijo...

A mí no me parece tan sorprendente que dos personas se sientan tan cercanas a pesar de los km. que pueda haber por medio, porque si hay interés por ambas partes se conseguirá mantener la unión entre ellas... lo que sí me sorprende (y me entristece) es que parezca que miles de km. de distancia separan dos personas que se hallan en la misma ciudad, o en el mismo barrio, incluso en la misma calle, o en la misma habitación.

Anónimo dijo...

Llevas toda la razon con eso,Olga.Oi a Cesar en una ocasion decir algo asi antes de cantar TE EXTRAÑO y decia algo asi como que lo peor de todo no es tener una relacion a distancia,lo peor de todo es dormir en la misma cama con alguien que ya se encuentra a miles de kilometros de nosotros.Eso me mató!!y me pasé toda la cancion llorando.bikos!!!!

Cristina dijo...

¿Cómo va a estar esta historia fuera de lugar?..... ¡si es tu lugar!

Tengo que decir que leerla me ha hecho sonreír. En estos días extraños, al menos para mi, es un soplo de aire fresco el escuchar historias así, que parecen estar más cerca de la fantasía que de todo eso que nos inculcan como “normal” (la manera normal de conocer a una persona, la manera normal de iniciar una relación, la manera normal de bla bla bla...).

Por eso no me extraña que quisieras contarla en tu blog, ha debido ser impresionante que alguien desde tan lejos, que procede de una cultura tan diferente, haya sentido el impulso de tender un puente hacia ti, esas cosas no se pueden olvidar fácilmente. Espero que consigas contactar con ella y que dentro de unos días puedas decirnos que Ríe ha vuelto.

Estoy de acuerdo con todos los comentarios acerca de lo relativo de las distancias. Cuando se está a una micra de algo y esa micra no se recorre se está tan lejos como cualquier estrella de cualquier tierra. Entonces esa micra es igual a miles de millones de micras.

Y a propósito de lo que escribías el otro día sobre lo que la gente escribe, el tema de hoy, aunque no se exactamente porqué, me ha traído a la mente un libro muy muy recomendable que se llama Cartas desde un viaje imaginario, y que casualmente trata sobre la lejanía de dos personas que viven bajo el mismo techo.

Un beso

Cristina.