Soy de los que piensan que merece la pena condenar un poco de tiempo y voluntad por tratar de mejorar las cosas (aunque no siempre lo haga).
Es como comer un buen pedazo de tarta.
Todos sabemos que, a determinada edad, hay que tener cuidado con abusar comiendo determinadas cosas, pero cualquiera se resiste...a nadie le amarga un dulce.
Es como dejar de fumar definitivamente.
Todos sabemos que no volver a coger un cigarro únicamente nos traerá beneficios...pero no es fácil sacrificar el cigarrito tras la comida o “el de después de”...
Es como cuando el amor de nuestra vida se va.
Todos sabemos que al final, con el paso del tiempo, nos recuperaremos y miraremos desde la distancia esa relación a la que nos habíamos acostumbrado pero que en realidad no nos aportaba nada. Lo que pasa es que, cuando estamos dentro de esa espiral, nuestro único pensamiento es que todo va a cambiar y seremos tan felices como deseamos sí aguantamos un poco más, y un poco más, y otro poco, y otro...
Pero nadie dijo que fuera fácil.
Lo realmente fácil es decirlo o escribirlo pero sólo quién realmente quiere es capaz de enfrentarse a lo que realmente le perjudica y es capaz de haber conocido el lado oscuro pudiendo contarlo habiendo regresado.
Abrazos